La lucha del individuo contra la sociedad deshumanizante es un tópico presente en el arte moderno desde hace ya mucho tiempo, y en más de una ocasión ha dado origen a obras de gran magnitud como lo es el clásico “Poeta en Nueva York” de Lorca o, para no solo ubicar este tópico en la poesía, discos como el “Ok Computer” de Radiohead.
Sanz Chung, de una manera que puede ser vista como irónica, lanza su nuevo poemario exclusivamente en plataforma virtual (a través de issu.com). Tal vez esta manera de difusión se emparenta con una de las varias ideas vertidas a lo largo del libro, la dificultad del poeta para vencer a la “máquina” y cuya única redención final parece ser la de reconciliarse con su naturaleza a través de la muerte.
El poemario se abre de manera espléndida con “Arte Rupestre”, poema que da nombre al conjunto. En este texto Sanz Chung despliega un paralelismo a través de imágenes entre la supuesta vida desarrollada en la que vivimos y la precariedad prehistórica de lo que era (es) vivir en las cavernas. Luego el poemario atraviesa los temas clásicos que se realizan a la hora de cuestionar la vida en una sociedad posmoderna, la desnaturalización de las relaciones interpersonales, la destrucción de la plenitud que debiera alcanzar una pareja (reabriendo el tópico onanista tan famoso en el Eielson de “Noche Oscura del cuerpo”) y la abrazadora sensación de asfixia que el poeta encuentra en todas partes. Durante todo este recorrido el poeta da alusiones a un escape inevitable y a la vez definitivo.
Ahora bien, podemos encontrar algunos textos de peso como el que abre “Arte Rupestre” pero también varios puntos bajos. Lamentablemente solo 3 o 4 poemas pueden ser calificados como memorables, y el resto de poemas, sin necesidad de ser mediocres, no llegan tampoco a ser deslumbrantes. Sanz Chung hubiese logrado un mejor poemario si hubiese suprimido algunos poemas poco contundentes que pululan entre sus brillos. Es por eso que el poemario no es regular y se cubre de altibajos. Sin duda alguna no posee la redondez de anteriores títulos publicados por el ex miembro de la “Sociedad Elefante”. “Arte Rupestre” no logra en su máxima extensión las metas que este proyecto ambiciona. A pesar de estos “baches”, personalmente tanto el tema como la intención me agradaron, recordándome el sonido desencantado y pesado que podemos encontrar en trabajos tan oscuros como este, similares en el tono a poemarios como los de Carlos López Degregori.
Puesto que la idea de progreso no existe, ni se percibe un futuro mejor que el presente en el cual se subvive, es solo la muerte la que libera al poeta, otrora ángel exterminador, y es solo en ese momento cuando el poeta regresa a la anhelada tierra, cubierto de lodo, sucio y humano.